Un abogado que llegaba tarde a una importante reunión en los Tribunales no encontraba lugar para estacionar su coche... Mira al cielo con cara compungida, se persigna, suspira profusamente y con voz casi a punto de romper en llanto dice:
-Señor, por favor consígueme un estacionamiento y te prometo que iré a misa todos los domingos del resto de mi vida, ya no le seré infiel a mi mujer, dejaré las putas y el alcohol, ni me acostaré más con mi secretaria que, además, es casada.
Milagrosamente aparece un lugar para estacionar, el hombre estaciona y dice:
- No te molestes, Señor, ya encontré un lugar.
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